Poner a Chiquitín Salazar, a dirigir, administrar o gerenciar una institución pública o privada, es como dejar a un zorro cuidando un gallinero; o a una rata cuidando el queso; o a Michael Jackson cuidando un Kindergarden.

Lo citado no está lejos de la realidad que se vive en la Empresa Agro Industrial Pucalá, porque sólo a un ex ministro destituido, a un sentenciado que se levantó 120 mil soles con el cuento de crear una Caja Municipal de Ahorro y Crédito en Ferreñafe y que tuvo que acogerse al beneficio de la confesión sincera, para seguir gozando de su libertad, se le puede premiar con presidir una Gerencia en la Empresa Pucalá. Me refiero al cuestionado político Chiquitín Salazar, quien en otra de sus delictivas hazañas, ordenó hace un mes a sus fieles dálmatas, Norberto Núñez, Asunción Peche; Mayorga, entre otros, sacar de la fabrica en calidad de chatarra 50 transformadores, valorizados cada uno en S/. 2. 500 soles, haciendo un total de S/. 375.000 mil nuevos soles. De no haber mediado la oportuna intervención de los vigilantes quienes acertadamente pidieron a éstos facinerosos, la papeleta de autorización de salida de los transformadores en referencia, se hubiera perpetrado otra desaparición más, pero, ésta vez, teniendo como autor intelectual al mago David Chiquitín Salazar Coperfield, ilusionista especializado en desaparecer billetes, sobre todo, si son euros.
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